EDITORIAL
17 de julio de 2018
No alcanza con, buenos deseos y ondas positivas…

​Editorial Oscar Muñoz, martes 17 julio 2018.-
Podría decirse como regla capital e imprescindible, que en economía, o en la gestión de gobierno, el óptimo es lo mejor de lo posible, no lo mejor de lo mejor.
Dicho esto, circularemos sobre el mismo carril, Santa Cruz, recibe miles de millones de pesos y administra evidentemente mal, construye su gobierno en base a una campaña electoral eterna, es notoriamente visible que la ingeniería del desarrollo y el progreso jamás estuvo en su doctrina, si es que en realidad alguna vez hubo una.
El gobierno nacional, sin restarle importancia a sus propios y magníficos errores cometidos, supuso, que con buena voluntad, superaría el legado y las bombas de tiempo, que le dejó CFK, escondidas en ministerios, en el exterior, en la falta de energía, de gas, de petróleo, y una millonaria herencia de empleados en el Estado, tanto nacional, provincial, como municipal, un saco de plomo que nadie puede sacarse sin lastimarse y sin herir a millones de argentinos.
Estamos sufriendo un golpe de realismo económico y social aquí en Santa Cruz, podría decirse que el mismo comenzó en 2015 cuando Alicia Kirchner, determinó que la variable de ajuste serían los viejos jubilados y sus sueldos, su vida, su obra social, sus calidad de vida.
Nadie sensato podría animarse a comentar que este baño forzoso de angustia, del tormento de cobrar por goteo y en forma incierta, acostumbro a los ciudadanos, sin distinción, a una vida cotidiana impensada, que jamás se había escuchado tan siquiera algún comentario en la campaña política, ni por parte del ex fpv, ni tampoco de la coalición local de cambiemos, pero es, lo que nos toca vivir, mejor dicho… Soportar en Río Gallegos, y con seguridad de una u otra forma en toda la provincia, esto de ninguna manera, no es nuevo para el santacruceño de a pie.
En el resto del país, el porrazo ha sido fenomenal de contar algunos brotes verdes, se pasó a la corrida cambiaria, la súper devaluación, la pérdida de salario real y a correr contra la inflación, estamos ante un Nocaut de esos para las estadísticas del box.
Unas palabras más a las comparaciones, el gobierno de Alicia Kirchner y su gabinete de lujo, que incluye, procesados y en otro caso que fue detenido en una prisión federal, hace que la cadena de la alegría y el ánimo rentada, difunde profusamente el pensamiento liminar que le atribuyen, cual es “estamos haciendo un gran esfuerzo” Seamos francos, si existiera tal, no se está notando en absolutamente ningún área de gobierno.
Siguen ingresando militantes, hijos, esposas, novias al Estado, la concesión de obras de durlock y chapa a empresas amigas, o el subsidio que reciben gremios amigos para actuar de fuerza de choque y acompañamiento, como se vio en estos días, cuando recibieron con algarabía aparentemente la llegada de CFK y después de mucho tiempo al diputado nacional Máximo Kirchner, que se había olvidado del gobierno de su tía y de la provincia que le dio la oportunidad de caminar por primera vez en política.
Podría decirse que es un desagradecido con la militancia, que lo llevó a la banca, pero eso es materia de los afiliados a la cámpora, no del ciudadano de a pie no militante.
Y por el otro lado, el grupo de dirigentes de la coalición ucr/ cambiemos provincial, no acertó una, en los lugares que ocupa, y en lo que podría tener un rol activo para la sociedad, cuál es el político, su silencio, su falta de ideas, ha sido la constante, que ya pasó a notarse, a tal punto, que se pretende por parte de algún legislador nacional, tapar el sol desde Bs As con las manos, con un parte de prensa mal redactado y confuso, pues, no fueron electos para ese rol, por el contrario, deberían ser la voz y la defensa de lo que le pasa al ciudadano santacruceño, que sigue esperando que alguien cuente, que es lo que hace y dice el alumno dilecto del gobierno nacional.
Solo para citar un caso, no hubo de parte de Cambiemos/UCR de la provincia, mención contundente sobre el desprecio que sufren los viejos jubilados, tampoco se leyó o escuchó a diputado nacional o senador, opinar sobre esta situación, que ya en realidad no resulta llamativa, el mote de hacer los deberes, no fue realizado al azar por el ministro del gobierno nacional, al hablar del gobierno de Santa Cruz.
El ajuste parece inevitable, en todo el país, hay que ver hasta donde llega.
El equilibrio económico no garantiza el equilibrio social, sostiene Víctor Beker que es economista, profesor de la Universidad de Belgrano y de la Universidad de Buenos Aires.
En el diseño de las medidas de política económica debería estar presentes en la evaluación de su impacto social en lugar de dejar relegada la morigeración de los efectos negativos que puedan acarrear una etapa ulterior a cargo del Ministerio de Desarrollo Social.
La economía argentina atraviesa un período de fuerte turbulencia. El peso argentino se devaluó 34% en poco más de un mes. La tasa de referencia que fija el Banco Central se ubicó en el 40% para tratar de contener la presión sobre la cotización del dólar.
La actividad económica comenzó a dar señales de caída, golpeada por la sequía que impactó en la producción agropecuaria, por un lado, y las altas tasas de interés, por el otro.
La capacidad de maniobra del Banco Central está restringida. En efecto, el reciente acuerdo con el FMI prevé, entre otras cuestiones, el compromiso de asegurar “un tipo de cambio flexible y determinado por el mercado”. Va en línea con la convicción por parte del Fondo que debe asegurarse que los distintos mercados busquen su propio equilibrio.
Sin embargo, el equilibrio económico no garantiza el equilibrio social. El propio acuerdo lo reconoce y por ello incluye una cláusula para ampliar en 0,2% del PBI el gasto social en caso de ser necesario. ¿Es suficiente?
El equilibrio económico implica que, en cada mercado, se igualan la oferta con la demanda. El precio es el que asegura dicha igualación. Si la demanda supera a la oferta, el precio sube; si la cantidad demandada excede a la ofrecida, el precio baja.
Pero ello puede significar que, por ejemplo, al tipo de cambio “determinado por el mercado” los precios de la harina, la carne, el aceite, etc. queden fuera del alcance de importantes sectores de la población. Debe tenerse en cuenta que el tipo de cambio es determinante del precio de los productos sujetos a comercio exterior.
Pero varios de los bienes que Argentina exporta forman parte de la canasta de consumo diaria. Por tanto, el aumento del dólar se traduce en un aumento en el precio del mismo producto destinado al mercado interno.
También podría ocurrir que el equilibrio del mercado de trabajo suponga un nivel salarial muy inferior al históricamente vigente. Si así ocurriera, la respuesta de los damnificados podría poner en riesgo el equilibrio social y tornar inviable el equilibrio económico.
Podríamos seguir con otros ejemplos que muestran que no parece razonable divorciar el equilibrio económico del equilibrio social, el cual debería ser tenido en cuenta como una restricción. El equilibrio económico no puede ser un objetivo en sí mismo. Debe serlo sólo en la medida en que contribuya al logro del equilibrio social.
En el diseño de las medidas de política económica debería estar presente la evaluación de su impacto social en lugar de dejar relegada la morigeración de los efectos negativos que puedan acarrear a una etapa posterior a cargo del Ministerio de Desarrollo Social.
Si bien es un avance que se haya incluido en el acuerdo con el FMI la cláusula de salvaguarda social parece razonable menguar la probabilidad de tener que recurrir a ella realizando una evaluación exhaustiva de todos los impactos de las medidas y no limitarse tan sólo a los puramente económicos.
Como decía el famoso filósofo y economista John Stuart Mill: “Ningún problema económico tiene una solución puramente económica”.
Que Dios nos ayude…
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